Yo no puedo dormir con el ruido del ventilador, tampoco cuando me hablás desde el comedor al levantarte y me desvelo por casi una hora. Tampoco con mis miedos y mi angustia existencial, y mi vulnerabilidad, y creo que eso es más grave.
Oreándose, esperando que te levantes y encuentres todo dispuesto: medias, mochila, monedas para el viaje.
Escuchando el sonido del teclado y de los huesos de mi columna, ansiosa de la paz que sólo le da estar guarecida entre montañas.Te extraño a la noche. Lo siento mucho, por este insomnio. Creo que es cobardía.
Sus gestos de jabón blanco, abotonados,
¿me saludan o me echan? Cualquiera de esas dos opciones me haría ir hacia vos ahora.
Y voy.
















Me gustó como escribiste esto.
ResponderBorrar¿Fuiste?
Ceci: te debo el regalo de boda, eh, mirá que no me olvido.
beso,
flor.
Hola, Flor! Fui, pero al rato él se tuvo que ir... :(
ResponderBorrar¿El regalo ese que me ibas a dar el día que viniste a casa, no? :)
Beso.